miércoles, 24 de agosto de 2011

Capítulo 26


Terminé el concierto y tras ello todo iba según lo “previsto”. Aplausos, besos y felicitaciones.
Pero yo solo podía pensar en él. En la persona por cual yo lo dejaría todo y que en estos instantes estaba en el hospital… en… coma.

Fui corriendo como si mi vida dependiera de ellos, cosa que de verdad era, hasta el hospital.

- Dan- dije con la voz temblorosa- ¿Ha mejorado algo?

- No- dijo decaídamente- Pero tampoco ha empeorado, cosa que es buena.

- Si quieres vete a tu casa a dormir- proseguí- Y me quedo con él para hacerle compañía.

- Vale- dijo besándome la frente- Intenta descansar.

Pero eso iba a ser imposible. Así que en cuanto que salió por la puerta de la habitación me senté en un sofá a la altura de sus manos.
Estaban frías. Congeladas más bien.
Se las froté con la esperanza de calentarlas.

Estuve toda la noche cantándole la canción. Su canción.
Rezando por que se despertara, me mirara y dijera que todo iba a salir bien.
Pero como era obvio no se despertó en toda la noche. Aún así yo le canté con ímpetu, pero sin obtener beneficio alguno.

Los días pasaban y yo iba perdiendo la esperanza.
Podría estar postrado en esa cama durante semanas, años o incluso no despertarse nunca más.

Mi estado anímico era horrible y mi aspecto físico aún peor.

- Vic- susurró una voz.

- ¿Dougie?- Pregunté sobresaltada- ¿Has sido tú?

- No- dijo Danny- He sido yo.

- ¿Qué ocurre?- Pregunté confusa.

- Vete a ducharte a tu casa. Descansa un rato y luego vuelves. Yo me quedaré con él.

No me apetecía alejarme de Doug, pero estaba echa polvo y necesitaba darme al menos un baño largo y relajante.

Como no tenía ganas ni fuerzas para articular palabra alguna me limité a asentir con la cabeza y salí de ese lugar lúgubre.
Odiaba los hospitales porque eran grises y deprimentes. No ocurrían cosas buenas dentro y eso lo hacía más deprimente si  era posible.

 Fui andando a mi casa puesto que estaba relativamente cerca y yo no tenía nada de ganas de conducir.

En cuanto llegué dejé los tacones en la entrada y pegué un portazo. No tenía ganas de hablar con nada ni hacer nada por el estilo así que antes de nada desenchufé todos los teléfonos de la casa y después ya me fui tranquilamente al cuarto de baño.
Pero no tardé mucho en derrumbarme, por que su cepillo de dientes estaba justo en frente de mí. Y recordé los buenos momentos en este mismo lugar... con él.

Decidí optar por lo rápido y llené la bañera de agua caliente, me metí y me relajé.
Cuando quería darme cuenta estaba arrugada como una pasa y el agua se había enfriado por completo. Me había quedado dormida.

Cuando pasé por delante del espejo vi que había deteriorado mucho. Parecía una mujer con cuarenta años más.
Esto me estaba pasando factura.

Cogí un taxi y me apresuré por ir al hospital. Pero justo cuando iba a entrar en la habitación escuché una voz. Era Danny.

- Dougie tío- dijo entre lágrimas- Tienes que recuperarte ya. Vic lo está pasando fatal. Te echa mucho de menos.

Se paró un instante pero no dudó en proseguir.

- Ya no come, no duerme, no vive. No te gustaría verla así- Cogió aire y continuó hablando- No parece una persona, solo se sienta aquí durante horas y te canta. ¿Me oyes D? TE CANTA DURANTE HORAS. Ahora mismo estará se camino hacía aquí para volver a hacer lo mismo. Tío, despiértate ya y lo le hagas sufrir más. Ya no tiene brillo en sus grandes ojos, ni tiene su típica sonrisa que ilumina el mundo. Solo está triste y decaída. Así que levántate ya…

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