martes, 2 de agosto de 2011

Capítulo 24

Pasó el tiempo y cuando quedaban un par de días para la boda de mi mejor amiga mi disco estaba terminado.

- Te ha quedado precioso- dijo Dan- Estoy muy orgulloso de ti.

Mi disco era sencillo, medio dulce medio rockero.
Yo aparecía en la portada. Tumbada en un sofá y con mi inseparable guitarra.
Era sencillo, con las siguientes canciones:

I’m a Pretty Rebel

1. The Only exception
2. Disechanted
3. All the small things
4. Halo
5. I don’t wanna be
6. Not alone
7. Ultraviolet
8. Little by little

Estaba muy emocionada por mi disco. Es más, ya ni me quedaban uñas que morderme.

- Tranquila, todo está perfecto- Me había dicho Doug la noche anterior.

Pero yo no podía estar tranquila. Era demasiado exigente conmigo misma.
Había repasado todas y cada una de las letras unas diez veces. Todos los acordes, el ritmo, la sintonía…
Había afinado mi guitarra cinco veces e incluso había puesto de los nervios a Danny.

- Vic- dijo Danny- Por decimoséptima vez, tranquilízate. Vas a ser número uno en todos los países y no tienes por que preocuparte- insistió.

- Vale- dije sin dejar de estar nerviosa- Pero entiéndeme. Es mi primer disco y mañana sale a la venta.

- Yo me encargo de todo- dijo- Tú vete a fastidiar a otra persona ya.

-Gracias. Eres el mejor.
- Lo sé- oí a lo lejos.

Nunca cambiaría. Bueno, eso me alegraba porque Dan era la persona más feliz de todo el planeta tierra.
Ni una sola vez lo vi triste o decaído.

Salí corriendo para ver a mi novio pero como no lo encontré decidí quedarme en casa pensando en como iba a ser su cumpleaños.

Lo tenía claro. Sería en prado en el que celebramos el mío.
Podríamos una carpa y dentro comida, mucha comida. Solo irían los chicos con sus novias. Y justo cuando llegara le haría sentarse en una silla y le cantaría su canción.
La misma que terminé de componer el día que me pidió matrimonio.

Y así, pensado en el cumpleaños, me dormí.

Acabo de levantarme porque es la boda de Gio y Tom y yo, como dama de honor, tengo que llegar de las primeras.

La boda iba a ser intima. Solo amigos y personas allegadas.
En una pequeña iglesia de un pueblo tranquilo.

Cuando llegó  la hora entró Tom a la iglesia y se colocó en su lugar.

Iba guapísimo, como siempre. Llevaba un esmoquin negro, con corbata azul marina y los zapatos a juego.
Dos gemelos en cada muñeca de la manga dorados cortesía de mi prometido, y la melena rubia repeinada hacia detrás.

Minutos después llegó mi amiga con su precioso traje blanco. Estaba radiante.

Hacían una pareja perfecta, y quien lo negara mentía.

La misa transcurría tranquila, y en un momento de la ceremonía Dan me pidió que cantara una canción en lugar de la marcha nupcial como regalo de boda.
Obviamente accedí.

Decidí cantar The Only exception  puesto que era la canción favorita de mi dico de mi mejor amiga.

Mientras cantaba vi como Gio tenía los ojos brillantes de felicidad.

Definitivamente ya nada saldría mal, puesto que en un mes iba a ser el cumpleaños de mi novio, y meses después mi novio. Todo eso, y además mañana saldría mi disco al mercado.
Definitivamente perfecto.

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