lunes, 20 de junio de 2011

Capítulo 6

No recuerdo que pasó ayer, salvo que le pedí a Doug que se quedara conmigo no está por aquí.
Así que me levanté de la cama con un dolor de cabeza impresionante y fui a la cocina a por una aspirina o algo que me aliviara el dolor y allí estaba él.

- Veo que te has despertado bella durmiente- me dijo sonriendo- Toma, comete el desayuno.

-Gracias por seguir aquí- Y empecé a comer como una loca.

-Vic, el concierto es mañana, ¿tienes ya la canción?

-¡Mierda la canción!- Dije- Ya sabía que se me olvidaba algo... Ahora la compondré.

Pasaron las horas y no conseguíamos escribir la canción, ¿cómo era esto tan difícil?
Llegaron las 3 de la mañana y estábamos muy cansados.

-Venga tenemos que acostarnos que es muy tarde.

-No Doug, no. Yo me he comprometido, así que tú vete a descansar que yo voy a terminarla.

-Vale pero no estés mucho rato más, ¡eh!- Añadí- Si necesitas algo estoy durmiendo en tu cama.

Iban a dar las 5 cuando de repente lo vi claro. Tenía la canción exacta así que empecé con los acordes, luego con la letra y finalmente ya estaba montada.
Puesto que eran las 7 decidí optar por ducharme e irme preparando.

-No te has acostado, ¿verdad?

- No, acabo de terminarla. Pero me ha quedado genial.

-¿Así?, muy bien pequeña. ¡Cántala!

-No, no. Va a ser una sorpresa. Así que esta noche la escucharás.

-Vale.

De repente sonó el teléfono.

-¿Sí? Dígame, claro Gio, en 5 minutos llego.

-¿Qué era Gio?- Preguntó mi amigo- ¿Qué ocurre?

-Nada, que vamos a ir de compras para elegir mi ropa de hoy, ¿nos vemos esta noche aquí?

-Claro. Pásatelo bien.

Como intuía, llegué en 5 minutos al centro comercial. Y después de un par de horas acabamos rendidas, tomando un helado en una terraza.

-Vic, me encanta la camiseta rota que te has comprado-Gritó Gio- Y los pantalones de cuero son fabulosos. Pero aún faltan los zapatos.

-No, te preocupes Gio, tengo unos botines negros en mi casa, que van a quedar genial un montón.

Y sin darnos cuanta había llegado la hora y yo estaba a punto de subir al escenario. ¿Yo? ¿De verdad? Aún no me lo podía creer. Con la vergüenza que me daba a mí actuar en público.
Además, nunca había cantado en público.

Asíque subí al escenario. La música empezó a sonar. Empecé a cantar y sabía que mi lugar se encontraba ahí, ahí arriba.

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